Novena a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro
Oración 1
Aquí me tienes, oh Madre del Perpetuo Socorro, a tus pies,
soy un miserable pecador
que acude a ti y confía en ti.
Oh Madre de misericordia, ten piedad de mí;
he oído decir que todos te llaman refugio y esperanza de los pecadores:
sé también mi refugio y mi esperanza.Ayúdame por amor a Jesucristo:
tiende tu mano a este pobre caído,
que se encomienda a ti
y se consagra para ser tu siervo para siempre.Alabo y doy gracias a Dios
que, en su gran misericordia,
me ha dado esta confianza en ti,
prenda segura de mi salvación eterna.
¡Ay! Es verdad que en el pasado he caído miserablemente
porque no he acudido a ti.Sé que con tu ayuda venceré;
sé que me ayudarás si me encomiendo a ti;
pero temo que, en las ocasiones de pecado,
olvide llamarte y así me pierda.Esta gracia, pues, te pido;
por esto te suplico cuanto puedo y sé hacerlo:
que en los asaltos del infierno siempre corra hacia tu protección
y pueda decirte:María, ayúdame; Madre del Perpetuo Socorro,
no permitas que pierda a mi Dios.Avemaría × 3
Dios te salve, María, llena eres de gracia,
el Señor es contigo;
bendita tú eres entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.Oración 2
Oh Madre del Perpetuo Socorro,
concédeme poder invocar siempre tu poderoso nombre,
pues tu nombre es ayuda para los vivos
y salvación para los moribundos.Ah, María purísima, María dulcísima,
haz que tu nombre, desde hoy,
sea para mí el aliento mismo de vida.Querida Señora, no tardes en acudir en mi auxilio
cada vez que te invoque;
en todas las tentaciones que me rodean,
en todas las necesidades que me sobrevengan,
nunca dejaré de llamarte,
repitiendo siempre: María, María.¡Qué consuelo, qué dulzura, qué confianza,
qué ternura llena mi alma al oír tu nombre,
al pensar en ti!
Doy gracias a nuestro Señor,
que por amor a mí te dio un nombre tan dulce,
tan amable, tan poderoso.Pero no me basta con pronunciar tu nombre;
quiero hacerlo por amor a ti.
Deseo que el amor me recuerde siempre invocarte,
oh Madre del Perpetuo Socorro.Avemaría × 3
Dios te salve, María, llena eres de gracia,
el Señor es contigo;
bendita tú eres entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.Oración 3
Oh Madre del Perpetuo Socorro,
tú eres la dispensadora de todas las gracias
que Dios nos concede en nuestra miseria;
por eso Él te ha hecho tan poderosa,
tan rica, tan bondadosa,
para que puedas ayudarnos en nuestras necesidades.Tú eres la abogada de los más miserables
y abandonados pecadores,
si tan solo acuden a ti;
ven una vez más en mi ayuda,
pues me encomiendo a ti.En tus manos pongo mi salvación eterna;
a ti confío mi alma.
Inscríbeme entre tus siervos más fieles;
tómame bajo tu protección, y eso me basta.Sí, porque si tú me proteges, nada temeré:
ni mis pecados, porque me obtendrás el perdón;
ni los demonios, porque eres más poderosa que todo el infierno;
ni siquiera a Jesús, mi Juez,
porque con una sola súplica tuya Él se dejará aplacar.Solo temo que, por mi negligencia,
olvide encomendarme a ti y me pierda.Mi querida Señora, alcánzame el perdón de mis pecados,
amor a Jesús, perseverancia final
y la gracia de recurrir siempre a ti,
oh Madre del Perpetuo Socorro.Avemaría × 3
Dios te salve, María, llena eres de gracia,
el Señor es contigo;
bendita tú eres entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.