Novena a San Judas Tadeo – Causas Difíciles y Casos Desesperados
Oración Inicial
Santísimo apóstol San Judas,
fiel siervo y amigo de Jesús,
la Iglesia te honra e invoca universalmente
como el patrón de los casos difíciles,
de las cosas casi desesperadas.
Ruega por mí, que me encuentro tan solo(a) y sin ayuda.
Intercede ante Dios por mí,
para que reciba auxilio visible y pronto
en esta gran necesidad en la que casi no hay esperanza.
Ven en mi auxilio en esta necesidad urgente,
para que pueda recibir el consuelo y socorro del Cielo
en todas mis necesidades, tribulaciones y sufrimientos, especialmente:
[haga aquí su petición]
Y para que pueda alabar a Dios contigo y con todos los santos por siempre.
Prometo, oh glorioso San Judas,
recordar siempre este gran favor que Dios me ha concedido por tu intercesión,
honrarte siempre como mi especial y poderoso protector,
y fomentar con gratitud la devoción hacia ti. Amén.
Sea adorado
y amado el Sagrado Corazón de Jesús
en todos los sagrarios hasta el fin del mundo. Amén.
Sea alabado y glorificado
el Sagrado Corazón de Jesús,
ahora y por siempre. Amén.
San Judas, ruega por nosotros y escucha nuestras oraciones. Amén.
Bendito sea el Sagrado Corazón de Jesús.
Bendito sea el Inmaculado Corazón de María.
Bendito sea San Judas Tadeo,
en todo el mundo y por toda la eternidad.
Padre Nuestro
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre.
Venga a nosotros tu Reino.
Hágase tu voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación
y líbranos del mal. Amén.
Avemaría
Dios te salve, María, llena eres de gracia,
el Señor es contigo;
bendita tú eres entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Oración Final
Querido apóstol y mártir por Cristo,
nos dejaste una Epístola en el Nuevo Testamento.
Con razón muchos te invocan
cuando la enfermedad se encuentra en estado crítico.
Ahora encomendamos a tu bondad a [nombre del enfermo],
que se encuentra en estado grave.
Que la curación de este paciente
aumente su fe y su amor
por el Señor de la Vida,
para la gloria de nuestro Dios misericordioso. Amén.